MULTITAREA
(La atención errante del alumno)
Está en boca de todos. Algunos ven en ella un efecto
beneficioso del uso perenne de aparatos electrónicos entre los chavales de hoy
en día. Otros se muestran más cautos. ¿Qué es exactamente la multitarea? ¿Debería
modificar los procesos de enseñanza-aprendizaje?
Mentes
tan ágiles que sus propietarios pueden aprender trigonometría mientras chatean
por internet, envían un SMS y ven la televisión sin oírla, ahogado su sonido
por el rock que truena en los auriculares incrustados en sus orejas. Las
versiones más extremas del concepto multitarea presentan a los chavales de hoy
en día como seres de inteligencia superior, capaces de embarullar su cerebro
con varios estímulos simultáneos y de procesarlos todos con idéntica eficacia.
Para
muchos la multitarea, sin embargo, sólo responde en contadas ocasiones a la
habilidad de realizar más de una cosa al mismo tiempo (se suele citar como
ejemplo el leer y escuchar música). Según esta segunda acepción cuando
enunciamos la palabra de moda entre los teóricos de la enseñanza casi siempre
nos referimos a la capacidad de pasar de una tarea a otra a velocidad frenética
y sin detrimento de la atención específica que prestamos a cada una de ellas.
No
obstante las dudas persisten. “Desde un punto de vista psicológico resulta muy
difícil evaluar el fenómeno porque, si cambias de tarea con gran rapidez
(atiendes a una cosa y luego a otra, y vuelves a al primera y otra vez a la
segunda), va a parecer que realmente estás dividiendo tu atención de forma
equitativa, ya que el cambio resulta casi inapreciable”, señala Daniel
Willingham, profesor de Psicología Cognitiva en la Universidad de Virginia y
autor de ¿Por qué a los alumnos no les gusta la escuela? Asumiendo que la
multitarea en sentido estricto suele ser la excepción, la pregunta sería
entonces hasta qué punto la omnipresencia de aparatos electrónicos ha dotado a
los alumnos actuales de un talento especial para llevar a cabo vertiginosas
transiciones entre actividades diferentes. He aquí el epicentro de la polémica
sobre todo en cuanto a sus repercusiones didácticas.
ABURRIDOS
Algunos
expertos recomiendan abrir las puertas del aula a la invasión de todo tipo de
sofisticados cachivaches. Para adaptar la escuela al mundo real de los alumnos
y porque así irán habituándose al dinamismo funcional que reclaman la mayoría
de trabajos del siglo XXI. En una reciente entrevista a la revista Magisterio,
Larry Rosen, autor de Reinstalados: Entender a la Generación I y su forma de
aprender, declaraba lo siguiente: “En casa, los alumnos estudian mientras
escuchan música, a veces tienen la televisión puesta, casi siempre hay
encendidos múltiples aparatos. Y cuando llegan a clase, les decimos que se
sienten y escuchen. Esto no puede funcionar”. Profesor en la Universidad
Estatal de California, Rosen permite a sus alumnos echar mano del móvil a
navegar por internet mientras él imparte su lección.
Willingham
sostiene la opinión contraria: Si los estudiantes de hoy en día son incapaces
de centrarse en algo tan sencillo como escuchar a sus profesores, la escuela
debería compensar esa anomalía,
no fomentarla. “Cuando observo que mis alumnos se distraen con facilidad, lo
tomo como una prueba de que necesitan más práctica a la hora de mantener la
atención. Hablamos de una aptitud que habría que empezar a enseñar muy pronto,
desde la guardería. Todo pasa por transmitir la idea de que trabajar en algo en
profundidad conlleva recompensas”, señala.
De
hecho, hay datos que desmienten el mito según el cual ejercitar la multitarea
compulsivamente se traduce por sistema en una mayor fluidez mental. Un estudio
de la Universidad de Stanford concluyó que los alumnos que más recurren a ella
tienen peor memoria y más dificultades para discriminar entre información
relevante y secundaria que el resto. Más sorprendente aún, también puntuaron
peor en su supuesta prueba predilecta: La que les pedía trasladar su foco de
atención de forma instantánea y efectiva.
Willingham
intenta explicar esta aparente paradoja. “Si tienes poca paciencia y te aburres
con facilidad al emprender una actividad durante un tiempo prolongado, la
multitarea puede antojarse muy atractiva. Pero el hecho de que te aburras con
facilidad también puede ser un reflejo de que no se te da muy bien regular tu
atención “. Es decir, la multitarea como vía de escape frente a deficiencias
cognitivas tales como la ausencia de control mental.
Rodrigo Santodomingo, en Educar
hoy, enero de 2011.